La existencia cristiana en este tiempo de Pandemia.
Firmes en la fe, esperanza y caridad.

  1. Experiencia humana

 

Después de dos semanas y media, Pedro recuperó el conocimiento luego de haber estado inconsciente debido al contagio del virus, y dijo haberse transformado en una mejor persona.

Él era un gran fan de fútbol y aseguraba haber “jugado su partido más importante” contra el coronavirus.

Contra todo pronóstico el paciente, despertó después de veinte días de intubación, con 25 kilogramos menos y, aunque apenas podía reconocerse, sobrevivió al COVID-19, enfermedad que transformó su vida.

A finales de diciembre 2020, malestares musculares y lo que parecía una gripe, empezaron a manifestarse; eran los primeros síntomas de una infección a la que inicialmente no le prestó atención.

A principios de enero supo que era positivo al coronavirus y lo internaron. Luego de sobreponerse y mientras estaba en aislamiento domiciliario, sufrió una recaída. Para mediados de enero tenía fiebre y apenas podía respirar.

Lo último que recordaba era que estaba en su domicilio cuando fue auxiliado por socorristas, quienes lo trasladaron al hospital donde, debido a las dificultades respiratorias, lo intubaron.

Mientras se encontraba sedado e inconsciente fue conectado a un respirador, su esposa y sus hijos sufrían la incertidumbre de tener un familiar en el Piso COVID. Los médicos les decían que las probabilidades de sobrevivencia eran pocas, aunque nunca perdieron la esperanza de poder ver a su familiar recuperado.

Ésta experiencia iba siendo compartida cada vez con muchas otras familias que se iban solidarizando en los temores, los tiempos, los recursos materiales y también en sus ilusiones.

Fueron veinte días que los vivió como un sueño; en su delirio tenía pensamientos negativos, pero su cuerpo se aferraba a vivir y su mente seguía alerta. Recordó que escuchaba las voces compasivas de médicos y enfermeras, que lo alentaban a seguir en la lucha.

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