Siguiendo el protocolo de higiene propio para este tiempo de contingencia sanitaria, la Arquidiócesis de Toluca festejó el pasado 29 de septiembre la fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, con la celebración eucarística presidida por Mons. Francisco Javier Chavolla Ramos, Primer Arzobispo de Toluca, acompañado por un representativo grupo de sacerdotes y fieles que se dieron cita en la Iglesia Catedral de Toluca.

Precisamente por este tiempo de contingencia, en esta ocasión Mons. Chavolla no administró el sacramento del Orden sacerdotal como era costumbre, postergándolo para otra fecha, esperando que las circunstancias sean más propicias para tal fin.

En su homilía, el Señor arzobispo reflexionó sobre tres aspectos esenciales que se pueden tener en cuenta de los santos arcángeles: la contemplación, el servicio y ser mensajeros de Dios. Explicó que son espíritus que por toda la eternidad están llamados a contemplar: “Eso es a lo que nosotros también estamos llamados, no podemos contemplarlo con los ojos del cuerpo, tenemos que ir aprendiendo que somos entes espirituales y que es nuestro espíritu el que se va uniendo íntimamente a Dios día tras día. Después lo haremos cara a cara, pero hoy, desde la fe, debemos adentrarnos también en esta contemplación, es adentrarse en el corazón de Dios, en el corazón de su ser, de su pensamiento, es siendo uno con él. Es necesario que nosotros también vayamos pidiendo esa gracia que les ha concedido a estos seres espirituales, que nosotros también podamos contemplarlo con nuestro espíritu”.

Mons. Chavolla resaltó que el servicio prestado por estos seres nace de la contemplación: “porque la contemplación nos lleva a adentrarnos en el amor de Dios, la contemplación nos lleva realmente a la verdad de quién es él y quiénes somos nosotros”.

Y subrayó: “Es maravilloso contemplar al mismo Hijo de Dios que se hace servidor de su Padre y servidor de los hombres, él es el primero que ha contemplado al Padre y en el amor al Padre se ha contemplado a sí mismo, precisamente en esa contemplación se adentra él y se hizo servidor. Si es el mismo Hijo el que sirve al Padre y sirve a los hombres, con mayor razón los mismos ángeles y arcángeles, son los servidores de Dios, y a eso estamos llamados, como ellos y como el Hijo a servirlo con una entrega total”.

Al finalizar invitó a los presentes a llevar la tarea con gozo y alegría, con la fuerza de Dios, a buscar día con día a ser contemplativos: “esa será nuestra fuerza, y nos va a llevar a adentrarnos realmente en el ser y quehacer de nuestra vida. Pido a Dios por la intercesión de los arcángeles que los bendiga siempre y nos enseñe el verdadero camino hacia él”.

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