La encíclica <> del Papa Francisco ha marcado una ruta de trabajo muy importante para el cuidado de la casa común.

Un punto clave de esta encíclica está el en término “cuidar” que puede entenderse como: proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar; pero también puede significar responsabilidad.

De modo que el llamado de la encíclica es un llamado para cuidar responsablemente la creación y al ser humano –personal, familiar y comunitariamente-.

La educación ecológica como expresión de lo anterior ha sido una experiencia que viene de hace años y se ha desarrollado de diferentes maneras.

Una de estas maneras, por poner un caso, inició por allá de 1949 cuando se creó el Consejo Nacional de Campesinos de la Acción Católica, que agrupó a varios especialistas en el ramo de la agricultura, coordinados por el Dr. Aurelio Arratia Paz, para emprender una labor que hoy sigue dando sus frutos.

Revisando el archivo del Dr. Arratia encontré el Manual para el Movimiento de Campesinos que era el documento base de carácter didáctico para presentar los fines de esta obra que desde entonces se realizaba.

Este Manual hoy puede considerarse como uno de los primeros manuales de educación ecológica y social de los que se tiene noticia en México. Fue impreso en 1950 con un interesante grabado –como portada- del pintor, grabador y muralista tlaxcalteca Desiderio Hernández Xochitiotzin.

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