Mons. J. Guillermo Fernández Orozco
Hablar de los símbolos patrios es hablar de lo que le da, en cierto sentido, identidad a un país o también a una región; y en ocasiones no es que le den identidad a las familias, pero sí reconocimiento, por toda una herencia cultual que se lleva.
Cuando nos referimos a los símbolos patrios hemos de hablar fundamentalmente de tres: la bandera, el himno y alguna otra cosa que, de alguna forma, esté generalizada, es decir, algo que te recuerda tus orígenes. Son símbolos que representan una patria y estamos obligados todos los que somos de ese lugar a darle un respeto y una valoración. Es cierto que hay algunos grupos que se llaman cristianos que atacan no sólo los símbolos patrios, sino también los religiosos, argumentando que eso es idolatría.
El signo es la representación de algo, hay signos naturales y signos convencionales, por ejemplo un signo natural es el humo; signo de que hay fuego; en un desierto, cuando florece, es signo de que ha caído agua. Los signos convencionales son por ejemplo una bandera, por ejemplo: Irlanda, Italia, Hungría, México y otro país de África, tienen los mismos colores de la bandera, pero cada una tiene algún otro signo que los identifica con un país y además cada color tiene un significado. Por ejemplo en México, el significado original de la bandera: el verde era la unión, el blanco era religión y el rojo era libertad.
En cuanto al himno, tiene 34 estrofas, pero sólo se cantan 3 o 4, y éste te recuerda que naciste como país, te recuerda que naciste como fruto de una lucha que gestó una patria.
Y en México tenemos otro símbolo nacional que es la Guadalupana y tener una imagen, decía San Juan Damasceno: “la imagen es un resorte que te transporta a lo divino”, entonces una cosa es imagen y otra es ídolo. La imagen es algo que te lleva más allá a algo vivo, algo vivencial, algo fundamental y el ídolo es una imagen a la que le haces absoluta, no vas a la trascendencia, la imagen sí te hace ir a la trascendencia. Entonces, no sólo como católicos, todos tenemos que respetar y valorar esos signos que nos dan una cierta identidad, aun en medio de lo cosmopolita que son muchas naciones, pero en ningún momento esos signos son idolatría.
Los símbolos son signos a los que se les da un significado, es decir, que con esto quieres dar a entender o a conocer esto otro.
Nos corresponde no sólo a los católicos, que somos mayoría en esta patria, sino a todos los que somos ciudadanos, respetar los símbolos.
Fuente: Revista Génesis, edición septiembre 2023.