
PASTORAL DEL TURISMO
ARQUIDIOCESIS DE TOLUCA
POR: Pbro. Dr. Daniel Valdez García
El turismo es una actividad humana que dimana de la movilidad por diversos motivos, entre los cuales está el patrimonio natural y cultural, que a su vez se divide en tangible e intangible. La Gastronomía es patrimonio cultural intangible y muchas veces tienen platillos hegemónicos como es el caso del tamal.
Tamal, palabra que viene del náhuatl “tamalli”, que significa envuelto, es un nombre genérico dado a varios platos americanos de origen indígena preparado generalmente con masa de maíz cocida envuelta en hojas de la mazorca o de la misma planta de maíz, plátano, bijao, maguey, aguacate (en la actualidad también se usa papel aluminio o plástico). Pueden llevar o no relleno, el cual puede contener carne, vegetales, chile, frutas, salsa, etc. Además pueden ser con sabor dulce o salado.
El origen del tamal se encuentra en varios países de América Latina, sin embargo, no se han obtenido pruebas suficiente para atribuirlo a alguna cultura o país en particular. Diversas variedades de tamales han sido desarrolladas en casi todos los países del continente americano, especialmente en México, Perú, Argentina, Chile, Bolivia, los países de Centroamérica, y otros países de América del Sur donde el maíz tiene preponderancia en la dieta.
TAMALES DE OCOYOCAC, PATRIMONIO CULINARIO. Su origen hunde sus raíces en la época prehispánica, se consume de manera cotidiana, en ocasiones especiales incluso en funerales. La peculiaridad de estos tamales reside en su la elaboración, por lo que son llamados tamales “de ollita”, “de hoyito”, “de cazuelita” o “chuchulucos”. Se considera una variedad de tamales endémica de este lugar, ya que las recetas y procedimiento se han transmitido de manera oral de generación en generación. También los hay en San Miguel Ameyalco, la diferencia de sabores como los de pepita, de mole, de jitomate y de chile rojo. En honor a la verdad el estudio antropológico al respecto se ha hecho sólo en el municipio de Ocoyoacac, y es el motivo de reconocimiento a este producto culinario.
Hasta hace más de 60 años estos tamales se cocían en olla de barro, y en décadas recientes en los recipientes llamados olla para tamales, que cuentan con un sencilla y eficiente tecnología. La parte medular es el proceso de preparación: darle forma de ollita a los tamales, rellenarlos con salsa no seca, envolverlos con la exacta proporción de hojas para que mantengan la forma, además de la posición al colocarlos dentro de la vaporera, para que estén listos a primera hora. Generalmente se empiezan a elaborar a las 3 de la mañana. También existen tamales “especiales” porque se les pone un trozo mayor de carne de pollo, cerdo o res y un poco más de salsa. Cabe decir que estos tamales de “ollita” solo se hacen de sal.