REFLEXIÓN DESDE EL CORAZÓN DE JESÚS

“Dichosos los que creen
sin haber visto” (Juan 20, 29)

María Beatriz Arce de Blanco

Señor Jesús: quiero agradecerte el don de la fe, recibida por tu gracia. Ayúdame a corresponder generosamente a ese don.
Siervo mío: el que agradece, ese tiene verdadera fe. Y el que agradece da gloria a Dios.
El que tiene fe vive en la alegría de saber que estoy vivo y vive en mí, conmigo.
El que tiene fe vive tranquilo y confiado, porque sabe que Dios es su Padre.
El que tiene fe es bienaventurado, porque es compasivo y misericordioso.
El que tiene fe ora, pide, y se dispone a recibir.
El que tiene fe, espera.
El que tiene fe, ama.
El que tiene fe, cree.
El que tiene fe, teme ofender a Dios.
El que tiene fe, conserva el alma de niño.
El que tiene verdadera fe adora la Eucaristía, porque sabe que es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Cristo.
El que tiene fe ama a la Santa Iglesia y la sirve, porque sabe que es mi cuerpo, el cuerpo de Cristo, del cual, por medio del bautismo, todos son miembros y yo soy cabeza.
Y siendo todos parte del mismo cuerpo ya no hay distinción, todos son iguales,porque todos son hijos de Dios por la fe en mí, Cristo Jesús.
Y así como todos los miembros de un mismo cuerpo se afectan unos a otros, así ustedes también se afectan, se ayudan o se perjudican.
Y así como el cuerpo no puede estar separado de la cabeza, la Iglesia no puede estar separada de Cristo.
Ustedes en mí y yo en mi Padre. Yo y mi Padre somos uno.
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si las hago, aunque a mí no me crean, crean por las obras, y así sabrán y conocerán que el Padre está en mí y yo en el Padre.
Adoren la Eucaristía, que es el misterio de la fe.

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