
MENSAJE POR EL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE 2020
“No se trata de hablar tanto de ideas, sino sobre todo de las motivaciones que surgen de la espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo.” (LS, 216)
El Papa Francisco nos habla de la pasión por cuidar el mundo. Los verbos de proteger, cuidar, amar, embellecer, son acciones cuyas motivaciones no surgen desde la obligación impuesta o la ley escrita, sino de una espiritualidad que nos sensibiliza de tal manera que no podríamos imaginarnos sin la naturaleza como Dios la creó.
¿Qué hace que los seres humanos hayamos perdido la capacidad de cuidar? ¿es acaso resultado de un pensamiento parcial donde nada está ligado, donde nada es nuestra responsabilidad? o bien, ¿nos alejamos de todo para tener una vida intimista, cómoda y temporal donde solo importa el aquí y el ahora?
Estamos convencidos que la respuesta a estas preguntas está en la espiritualidad ecológica que nos permite entender que medio ambiente es el lugar, los medios y los elementos para que la vida surja y pueda sostenerse y la ecología, como la responsabilidad de cuidar y administrar esta casa común.
La espiritualidad se desarrolla por la observación, por la contemplación, por el contacto y la relación. No es producto de estudios profundos (aunque son muy útiles). La espiritualidad es fruto y no comienzo, es una forma de vincularse y de amar, es una respuesta al llamado de Dios por hacerse uno con la Creación y aceptar que todo está conectado.
Una espiritualidad desarrollada cuestiona todo el tiempo y cada acción que tenemos, desde el manejo de nuestros residuos, hasta la decisión del tipo de industria y medios para generar dinero en un país. La espiritualidad no es un conjunto de ritos o celebraciones, mensajes u oraciones hechas con devoción solamente.
¿Cómo se ve entonces la espiritualidad ecológica?
• Cuando abandonamos una vida inmediatista por una que piense en las necesidades de hoy y las de mañana.
• Cuando comenzamos a consumir menos agua, reciclarla, reusarla, cosecharla. Porque la clave no es solo el sistema para hacerlo, si no el esfuerzo personal, el tiempo y el costo económico por hacer esos cambios y sostenerlos con el tiempo. Eso es espiritualidad.
• Cuando insistimos hasta lograr que la dinámica familiar genere menos residuos y reutiliza los que generamos, como los orgánicos.
• Cuando nos organizamos entre vecinos por recuperar espacios públicos para embellecerlos, ponerlos a producir hortalizas o destinarlos al encuentro social integrador, como reales altares donde Dios se hace presente.
• Cuando incidimos o creamos políticas públicas donde lo que se priorice sea la protección de la biodiviversidad, los cuerpos de agua, el campo y la extracción de minerales de forma respetuosa con la creación y no el dinero y los intereses privados.
• Cuando mejoramos nuestras relaciones humanas y vamos por el cuidado de los últimos, los más pobres.
• Cuando luchamos por mejorar la calidad de los alimentos que consumimos a través de técnicas respetuosas con la tierra e incluso nos arriesgamos a cosechar nuestros propios alimentos.
• Cuando comenzamos organizadamente a consumir productos que fueron producidos desde la lógica de la economía solidaria y la economía circular participando en redes de consumo y producción.
• Cuando cuidamos la vida y la casa donde es posible esa vida, alabando al Dios Creador de todo, reconociendo que es su Espíritu el que nos ofrece el camino para hacer posible que nuestros corazones y nuestras conductas vuelvan a mirarlo a Él en su creación.
Ninguno de nosotros estamos exentos para desarrollar este modelo de espiritualidad. Algunos nos toca animar, otros les toca escribir, hay otros que deben investigar, hay quien debe coordinar, pero todos, todos estamos llamados a desarrollar una espiritualidad que se vive en primera persona y que se contagia alegremente a los demás.
Celebremos este día porque con la Gracia de Dios habrá más cristianos cuidando de esta casa, que Dios nos ha dado para alabarle.
+Engelberto Polino Sánchez
Obispo Auxiliar de Guadalajara
Responsable de la dimensión del Cuidado Integral de la Creación