
Fray Pedro José de Orcillez fue párroco de San José de Toluca en el tiempo en que los insurgentes encabezados por el cura Hidalgo pasaron por nuestra ciudad, a finales de octubre de 1810.
De hecho se dice que Orcillez era simpatizante de los insurgentes. En marzo de 1811 fue arrestado junto con otras personas. En su traslado hacia la prisión tuvieron un lamentable accidente cayendo a una barranca, de donde fray Orcillez “pudo salir de una manera que tuvo por milagroso y que él mismo ha referido en una novena que compuso á señor S. José”, según información que ofrece don Niceto de Zamacois en su “Historia de Méjico” (1878).
Esta novena de 9.5 x 5.6 cm consta de 32 páginas, fue impresa por la Imprenta de la Testamentaría de Valdés. En el reverso de la portada viene una pequeña litografía sobre San José y el Niño Jesús.
Orcillez manifiesta en dicha novena su devoción a San José como protector e intercesor para alcanzar el perdón de sus pecados, el merecimiento de la gracia divina y la salvación de las “benditas almas que padecen en el Purgatorio”.
Finaliza la novena con este interesante soneto:
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Fray Pedro José de Orcillez, dice don Lucas Alamán en su “Historia de Méjico” (1851), murió en el convento de San Francisco de la ciudad de México, en 1848.