
La reconciliación entre los miembros de una familia es muy importante para tener una convivencia en paz y armonía. Cuando se ofrece el perdón como un regalo de amor, la familia va creciendo en gracia y santidad.
Proponemos este camino para facilitar el perdón en la familia:
- Hablar con sinceridad, expresando de forma serena si hay alguna inconformidad por una palabra o comportamiento incorrecto.
- Si ya se hizo daño y nos dejamos llevar por la ira o el enojo, mantener la calma y no aclarar las cosas de inmediato. Esperar un tiempo a que pase el disgusto que tenemos.
- En ocasiones es necesario comentar con los seres queridos que nos encontramos molestos por lo que ha pasado y pedir un poco de paciencia para que, en el momento oportuno, se tenga el diálogo.
- Hacer oración, pidiendo a Dios la paz y la tranquilidad. Reconocer que hubo cosas que nos dolieron y lastimaron.
- Cuando hay cosas graves o delicadas y nuestra pena es grande, buscar orientación o consejo con alguien que pueda ayudarnos adecuadamente.
- Valorar a nuestros familiares como una bendición de Dios en la vida, a pesar de que las limitaciones humanas causan conflictos y problemas en la convivencia de cada día.
- Decidirse a perdonar, porque los rencores y resentimientos se convierten en un peso terrible que no deja vivir en paz. Quien primero se beneficia con el perdón es uno mismo.
- Aceptar que la ofensa que se hizo queda en el recuerdo, pero ya no hace daño porque decidimos sanar la mente y el corazón. El recuerdo será un aprendizaje que nos hizo crecer en el perdón y la reconciliación.
- Enfrentar al familiar que nos hizo daño con caridad y misericordia, hablando con transparencia de lo que ha pasado y mostrándole nuestro perdón y la firme voluntad de darle otra oportunidad.
- Si yo he sido quien ofendió a la familia, pedir perdón, restituir el daño y tener una sincera conversión de la vida.