La Iglesia católica se reserva para este día un momento de penitencia, en las vísperas de la Pasión de Jesús, es día que nos preparamos con mayor interés para vivir mejor los días del Triduo Pascual.

El miércoles santo Jesús no acudió al Templo, sino que permaneció en Betania en una vigilia de oración. Todo lo que había de decir, lo había dicho ya.

La Iglesia nos invita a continuar viviendo en la austeridad, la oración, y la práctica de la caridad, recomendadas durante la Cuaresma. Nuestro proceder tiene que hacer presente ante los demás, el
mensaje auténtico de la Semana Santa: la verdadera vida del cristiano es morir y resucitar con Cristo.

Morir al pecado y resucitar a la vida divina, la vida de hijos de Dios, creciendo en su amor y en su gracia.

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