Con la Fiesta de la Candelaria también para muchos de los pueblos de nuestra región se inicia el Calendario agrícola. Pese a la urbanización constante, todavía nuestros pueblos conservan su condición agrícola, de allí que es importante hablar algo de ello.

Por sus características geográficas la región de Toluca está constituida por tres zonas importantes: zona lacustre (Ciénega), zona alta-agrícola y zona-montañosa.

Desde antiguo ha sido una zona maicera. Fray Diego Basalenuqe en su “Arte y vocabulario de la lengua matlaltzinga vuelto a la castellana” señala que los matlatzincas en su propia lengua se nombraban a sí mismos de dos maneras: “Nentambanti” y “Nepyntatuhui”. Dice este fraile agustino:

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Cuando acontece la evangelización en la región de Toluca, en el siglo XVI, los misioneros franciscanos se encontraron con un valle lacustre y agrícola muy importante; con pueblos que compaginaban sus actividades productivas con un ciclo ritual relacionado con el maíz y la pesca.

Como respuesta a estas características de nuestros pueblos la iglesia estableció lo que pudiéramos llamar un “ritual agrícola” a fin de sustituir algunas prácticas que se consideraban idolátricas realizadas por varios indígenas, y por otra, santificar el tiempo y el espacio, éste que los griegos llamaban “topocosmos” y los nahuas “altépetl”.

Esto bien podemos verlo en el llamado “Manual de Párrocos”, que era un libro litúrgico donde se contiene los ritos de las ceremonias de la administración de los sacramentos, bendiciones, etc.

El contenido de lo que comentamos como “ritual agrícola” estaba compuesto con oraciones como: oración para bendecir los animales el día de San Antonio Abad, bendición del agua, bendición de las semillas para sembrar, bendición de la tierra sembrada o plantada, bendición a las sementeras y viñas, bendición de los campos o aguas infestados de langostas, topos, gusanos, pájaros y otros animales nocivos (o de alguna plaga, como diríamos hoy), preces para pedir lluvia y repeler las tempestades, etc.

Así la Iglesia desde entonces ha acompañado los momentos agrícolas y las fiestas más importantes de nuestros pueblos. Por lo tanto, el ciclo agrícola y festivo de nuestros pueblos va de la mano con el rito y santoral cristianos.

Gerardo Pérez Silva

*Imagen: Este “Manual de Párrocos” fue muy utilizado durante el siglo XVIII en la Nueva España, escrito y preparado por el jesuita Miguel Venegas, impreso en 1731 por Joseph Bernardo de Hogal. Este “Manual…” lo llegaron a adoptar la mayoría de las Diócesis novohispanas. Tuvo varias impresiones: 1766, 1783, 1803, 1811 y 1851.

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